Algo fundamental en nuestra vida,
es sobrevivir a las adversidades y problemáticas que se nos presentan. La
experiencia que dan los años, en cierto modo nos hace más fuertes, articulando
mecanismos de defensa que nos vuelven más autosuficientes. Poco a poco,
conseguimos acotar y delimitar las zonas y entornos donde nos desenvolvemos,
convirtiéndolas en un refugio que proporciona confianza y seguridad. Como si
instaláramos vallas y alambradas, alrededor de una propiedad para resguardarla
del exterior. Nuestras rutinas diarias, la familia, los amigos, el centro de
trabajo, nuestro barrio y el pueblo o la ciudad donde vivimos, son claros
ejemplos de ello.
Pero al mismo tiempo, esta
actitud de autoprotección, también nos hace establecer obstáculos de comunicación.
Creando así, unas barreras invisibles que si crecen y se consolidan demasiado,
nos llevan a un cierto grado de desconexión y desconocimiento de la realidad
que hay fuera.
Hemos de tener cuidado, porque
sin apenas darnos cuenta, la comodidad, la inseguridad y el miedo a traspasar
estos límites, pueden situarnos en círculos cada vez más restringidos y
encerrarnos en una burbuja que nos aísle profundamente, con una difícil posibilidad de salida.
Texto: Manolo Torres
Como siempre, impresionantes Fotografías y un gran texto que nos permite e incita Reflexionar.
ResponderEliminarEs cierto; hay que tener cuidado de no encerrarnos en demasia dentro de ese circulo vicioso.
Abrazos.