miércoles, 13 de febrero de 2013

Puertas cerradas

Muchas veces, cerramos las puertas a situaciones, a experiencias, o a personas que, de alguna manera, podrían haber cambiado el desarrollo de nuestra vida y que le habrían dado otra perspectiva. Por ideas preconcebidas, o por prejuicios absurdos que se han desmoronado con el tiempo, han condicionado nuestra forma de ser y de actuar. Otras razones han podido ser que hemos magnificado el miedo a lo desconocido, el temor a lo inesperado, o el pánico a enfrentarnos con problemas y no poder controlarlos.
Solemos sentir una gran inercia a variar nuestro comportamiento y a explorar opciones diferentes. Somos muy reacios a provocar cambios en nuestro vivir, acomodándonos en lo que dominamos y en lo que hacemos habitualmente. Pero la realidad diaria es cambiante y compleja, va evolucionando y hace que nuestras previsiones sean menos precisas y más difíciles de controlar.
Por eso, a pesar de parecer algo aventurado, hemos de adoptar una actitud personal de renovación permanente y de un continuo abrir puertas a nuevas posibilidades, que nos hagan descubrir otros horizontes y mejores caminos. Procurando así, que el mañana no nos coja desprevenidos y estemos más preparados para afrontar el futuro en condiciones más favorables, porque el olvidarlo y no pensar en él, no evita que al final siempre llegue. Quizá sea bueno recordar constantemente algunas frases de siempre, que cada día cobran más actualidad, como la de “hay que renovarse o morir” o la de “el que se para o se estanca, se queda atrás”.
Texto: Manolo Torres



Últimas entradas:
         


         


Otras Entradas:
         


3 comentarios:

  1. Las puertas a la imaginación son como las de tus fotos: misteriosas, hermosas, con un aire antiguo y construidas con una madera recia. Cuesta abrirlas y no siempre es posible hacerlo, pero cuando se consigue, aunque sea sólo una rendija, te permiten asomarte a un mundo lleno de magia. A veces te dejan adentrarte en ese mundo y compartir las historias con sus personajes y convertirlas en algo incluso más real que la rutina diaria. Me gustaría tener una llave maestra para abrir esa puerta a voluntad.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Sucede que, simplemente, la vida es un recorrido en el que tenemos que atravesar diversas puertas, algunas defendidas por terribles defensores de puertas...

    Los antiguos lo sabian

    Un abrazo, amigo

    ResponderEliminar
  3. Hola Manolo, me encantan el tratamiento de las imágenes tus puertas trasmiten fortaleza, y seguridad ante el paso del tiempo. Algo así como las vides o las sabinas que con los avatares del viento se van curvando, retorciéndose pero aún así manteniendo su altivez y arraigo.
    Sobre el escrito, en los territorios que no ofrecen garantías, uno puede ser creativo, ingenioso y sobre todo vivo ¿y que es vivir?...Experimentar, descubrir, arriesgar para mejorar incluso con las derrotas o malas experiencias, en la medida de lo posible, sí sólo se hace lo de ayer nos dará insatisfacción por miedo a la derrota….

    ResponderEliminar