Todos tenemos en nuestro interior, una especie de cortinas que aíslan y protegen nuestros más íntimos sentimientos, nuestros pensamientos más personales, nuestras ilusiones más secretas o nuestras frustraciones más ocultas. Cortinas que encierran el verdadero yo, y lo resguardan de lo exterior y de quienes nos rodean. Pueden ser más o menos gruesas, más o menos impenetrables, más o menos transparentes, o más o menos fáciles de descorrer.
Pero abrirlas, significa compartir nuestras interioridades, en un acto de amistad, de cariño o de amor, creando lazos afectivos que condicionan nuestra manera de sentir y nuestra forma de vivir. Es un sacrificio lleno de generosidad y entrega, que enseña el rostro más auténtico de lo que somos, sin caretas que disfracen nuestra personalidad o nuestras acciones. Además, aunque nos hace más vulnerables, estar más indefensos o ser más dependientes de alguien, también nos vuelve mucho más fuertes, motivándonos y ayudando a dar sentido a nuestra existencia.
Por eso, no es gratuito decir, que muchos de los acontecimientos más importantes de nuestra vida, quizá los que nos marcan con mayor intensidad, se producen cuando encontramos a las personas con las que conseguimos retirar plenamente nuestras cortinas interiores.
Texto: Manolo Torres
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Maravillosa Personificación de nuestro interior al compararlo con esas cortinas que se cierran o se pueden abrir al exterior.
ResponderEliminarComo siempre una Fotografías llena de calidad y de contenido, apoyando esta gran Reflexión.
Un abrazo, Manolo.
Manolo
ResponderEliminarexcelente tu texto seguido de imagenes
Tan cierto lo que hablas es como la sombra que llevamos a cuestas La del pecado que no podemos mostrar a nadie
Bello texto te felicto
un beso
Magnificas escenas, amigo. Con un BN precioso.
ResponderEliminarY las palabras, destilan sabiduria
Un abrazo
Buenos Textos.... Buenísimas Imagenes.... Excelente Persona se aprecia en este Blog....
ResponderEliminarSaludazos Manolo.