De vez en cuando, conviene pararse a pensar, y meditar sobre muchos de los aspectos más importantes de nuestra vida. Reconsiderando nuestra manera de actuar, el modo en que afrontamos las dificultades, o hacia dónde nos estamos dirigiendo. Asomándonos así, a una barandilla por la que podamos ver desde fuera, el mar inmenso de nuestro interior, y desde la que nos contemplemos a nosotros mismos tal como somos, con nuestros errores, nuestras debilidades, nuestras cualidades y nuestras ilusiones.
Sin un ejercicio de revisión periódica de lo que somos y de dónde nos encontramos, posiblemente nos embarquemos en una forma de vivir por inercia, llena de superficialidades y en la que no controlemos ni nuestro rumbo ni nuestro destino.
Texto: Manolo Torres