En fotografía, hay ocasiones en las que para captar imágenes exteriores, se busca hacerlas en la denominada "hora azul". Ese es el período de tiempo tras el anochecer, donde el cielo todavía no ha terminado de oscurecerse del todo y adquiere una tonalidad azul muy llamativa. El azul, pese a su carácter frío, nos transmite paz y armonía, adentrándonos incluso, en el mundo de los sueños, en la fantasía o en lo espiritual.
Realmente, las imágenes conseguidas en la "hora azul" adquieren una dimensión distinta muy atractiva, que las hace parecer casi mágicas, y las diferencia enormemente de las realizadas en otros momentos del día.
Pienso que a lo largo de nuestra vida, se producen muchas "horas azules" en las que todo puede adquirir una dimensión distinta para nosotros. Lo triste, es que no siempre sabemos estar pendiente de esos momentos, ni aprovechar la ocasión para vivirlos intensamente, dejando escapar unos instantes que serán irrepetibles.
Texto: Manolo Torres