jueves, 30 de agosto de 2012

Las escaleras de nuestra vida

Siempre he pensado, que nuestra vida es como unas escaleras que hay que subir constantemente. Al principio, cuando eres joven, se asciende fácilmente y con energía, saltándose peldaños,atropelladamente, dando traspiés y cayendo en muchas ocasiones. Después, sosegamos nuestro ritmo, encontramos rellanos, nos paramos cada cierto tiempo para tomar el aliento, y cada vez cuesta más seguir adelante. Hasta que el cansancio nos hace ir muy lentamente y de manera pesada, con mucho trabajo para avanzar por unas escaleras que parecen interminables, apeteciendo cada vez menos el hacerlo, e incluso, cuestionándonos si merece la pena continuar. Al final, un tropiezo, el desencanto o el agotamiento, cortan nuestro camino de una manera más o menos inesperada, concluyendo un recorrido que comenzó cuando nacimos.
Pero no todos tenemos unas escaleras con la misma dificultad, ni sabemos afrontar la subida de igual manera. A veces, ni contamos con la ayuda de personas que nos quieran y protejan. Además, los tramos más estrechos y empinados, suelen llegar en los momentos más complicados, cuando estamos menos preparados y más desanimados.
Aunque lo más importante de todo es saber vivir, sacarle jugo a la vida y disfrutar de cada momento, dosificando el esfuerzo y manteniendo la ilusión y el ánimo para continuar subiendo, sin que las fuerzas nos fallen, especialmente en nuestros últimos años.

Texto: Manolo Torres





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